miércoles, 6 de noviembre de 2013

Otro punto de vista: "El etnocentrismo es normal y natural"

La acusación más frecuente por parte de los izquierdistas y los progresistas contra los patriotas de los países occidentales consiste en decir que estos estarían motivados por “miedos irracionales”: los patriotas serían unos ignorantes, unos iletrados, unos imbéciles, unos asustados y unos paranoicos, todo sin motivo valido.

En otros términos: una persona (sólo si es de origen europeo) que tuviera a un sentimiento de pertenencia étnica con sus orígenes estaría enfermo mentalmente, o poco instruido para alcanzar la “verdad”. Esta “verdad”, según los izquierdistas y los progresistas, sería que las poblaciones occidentales deben aceptar su desposesión y ayudar a la humanidad acogiendo toda la miseria del mundo en sus propios país al tiempo que aceptar ceder el poder por el bien de las minorías étnicas cada vez más numerosas.

Se oye frecuentemente decir a los izquierdistas que oponerse a la diversidad y a la inmigración masiva no sirve de nada ya que sería luchar contra unos fenómenos naturales. ¿Pero por qué las sociedades deberían estar obligadas a ser multiculturales, si los grupos humanos han evolucionado separándose cada vez más? Esto nos lleva directamente al tema que nos interesa: ¿La diversidad es realmente natural? La respuesta es un NO categórico.

La “verdad” que los izquierdistas y los progresistas quieren imponernos no es más quen una impostura, una fachada, una puesta en escena en la que son más bien utilizados como idiotas útiles en el plan de destrucción de las sociedades occidentales tradicionales. La auténtica verdad, si podemos decirlo así, es que el etnocentrismo (el comportamiento de un individuo frente a los intereses de grupo a través una identificación con su grupo étnico de pertenencia) es natural y racional.

El etnocentrismo ha sido calificado de manera peyorativa para disuadir las poblaciones de practicarlo con un nombre muy utilizado por quienes quieren destruir las sociedades occidentales, y únicamente estas: esa palabra es “racismo”. De la misma manera, el orgullo étnico, el etnocentrismo, la superioridad de una cultura sobre otra, todo esto son ideas que tienen un equivalente negativo relacionado con el término “racismo” (xenofobia, intolerancia, exclusión, discriminación, etc.). Todo lo que es susceptible de favorecer la cohesión étnica de las poblaciones occidentales es desacreditada de esta manera.

Un artículo científico redactado por un equipo de investigación de la Universidad de Amsterdam ha sido publicado en la revista Psychological and Cognitive Sciences (enero 2011) con el título “Oxytocin promotes human ethnocentrism” (La oxytocina fomenta el etnocentrismo entre los humanos).

El equipo de investigadores dirigido por el Dr. Carsten de Dreu ha demostrado que una molécula asociada al favoritismo del endogrupo (el grupo al que se pertenece, los grupos extraños son exogrupos) y al rechazo de los exogrupos. A través de una serie de experimentos en los cuales se les administró a los participantes unas dosis de oxytocina, los científicos notaron que “un elemento clave del mecanismo que facilita la cooperación en el seno del grupo es el etnocentrismo, esa tendencia a percibir su grupo como de importancia central y superior a los demás grupos, en detrimento de un exogrupo.

La oxytocina ha sido durante mucho tiempo identificada como una hormona producida por el cerebro durante la reproducción sexual, particularmente durante el parto y la lactancia, conjuntamente con el afecto y la creación del lazo entre la madre y el niño. En el transcurso de estos últimos años, la oxytocina ha sido apodada la “hormona del amor” después de que investigadores hubieron constatado que el cuerpo humano produce las más altas concentraciones de oxytocina (en la circulación sanguínea) durante las situaciones íntimas de ternura y de clima sexual.

A la prensa izquierdista le ha faltado tiempo para aclamar este descubrimiento y proponer la idea que la oxytocina pudiera ser administrada a las personas para manipular sus emociones y crear una especie de pildora de la moralidad por la cual el el amor sería distribuido a toda la humanidad (Oxytocin Increases Generosity in Humans”, “A dose of Oxytocin Increases the Cruddles”. “La oxytocina incrementa la generosidad en los humanos”, “Una dosis de oxytocina incrementa los abrazos”).

Para desgracia de estos bienpensantes, desde 2011, se sabe que la oxytocina favorece el etnocentrismo, es decir el amor únicamente para los individuos que se perciben como miembros parte de nuestro grupo.

Hay que entender que los endogrupos no buscan desesperadamente combatir a los exogrupos, ni que los endogrupos tienen una especie de predisposición a detestar a los exogrupos. Los miembros de los endogrupos se concentran en el altruismo en el seno del grupo en lugar de concentrarse en el ataque a los exogrupos, a menos que esos exogrupos sean percibidos como una amenaza. La posibilidad de conflicto entre los grupos étnicos es más baja cuando las barreras físicas existen entre ellos. El papel de la oxytocina es promover el altruismo en el seno del endogrupo y la agresividad contra los exogrupos que amenazan los intereses del endogrupo.

Artículo extraído del diario 'Alerta Digital': http://www.alertadigital.com/2013/03/24/el-etnocentrismo-es-normal-y-natural/

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